sábado, 8 de agosto de 2020

Esquina José González Castillo


Placa colocada en 1997 en la intersección SE de Av. San Juan y Boedo

José González Castillo fue uno de los máximos escritores de las primeras décadas del siglo pasado. 
José González Castillo
Radicado en Boedo, rápidamente se constituyó en la figura más relevante del barrio, a quien entregó lo mejor de su pasión por el desarrollo cultural del hombre. Además de escribir innumerables obras de teatro y  letras de tango, fundó la Universidad Popular de Boedo (1928) y la Peña Pacha Camac (1932),que funcionaba en la terraza del café "Biarritz" (hoy Banco Ciudad).
Placa en homenaje a la Universidad Popular de Boedo 

Peña Pacha Camac

Boedo le amó como a pocos. Había nacido el 26 de enero de 1885 en Rosario, provincia de Santa Fe y falleció en su casa de Boedo 1060 el 22 de octubre de 1937.










El 5 de julio de 1997, en oportunidad de celebrarse el “Día de la Memoria en Boedo”, a propuesta de la Junta de Estudios Histórcos del Barrio de Boedo se impuso su nombre a la intersección sudeste de San Juan y Boedo, con la adhesión de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad.
González Castillo, autodidacta, no necesitó transitar por las aulas universitarias, formándose en la lectura de Baudelaire, Verlaine, Rubén Darío, Ibsen, Dumas, Benavente, Bracco. Vinculado al movimiento anarquista, debió exiliarse en Valparaíso, Chile, luego del asesinato del Cnel. Ramón
Falcón. El triunfo en las urnas de Hipólito Yrigoyen le permite volver a Buenos Aires, donde ya era conocido por sus sainetes "Del Fango", "El retrato del Pibe", "Entre bueyes no hay cornadas", "La telaraña" y otros. Su teatro de tesis incluye obras como "El hijo de Agar", "La mujer de Ulises", "Los invertidos" y "El hombre pobre". Escribió más de 70 obras de teatro.




















En 1916, por primera vez en un teatro se simuló un cabaret y allí se estrenó "Mi noche triste". La pieza "Los dientes del perro" alcanzó 400 representaciones, en tres sesiones por día a sala llena. Escribió letras de tango inolvidables, como "Sobre el pucho" y "Organito" de la tarde", entre otros.


Contribuyó a la formación de la Sociedad de Artistas Plásticos, a la fundación de la Casa del Teatro, de la Sociedad de Autores Teatrales y del Conservatorio Nacional de Música y Declamación. A su fallecimiento Boedo le tributó una despedida inolvidable. Un silencioso cortejo lo acompañó hasta el Cementerio del Oeste, donde reposan hoy sus restos.




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