miércoles, 5 de agosto de 2020

Boedo antiguo

Esquina de Av. Boedo y Av. Independencia
Con el paso del tiempo, la zona semi-rural que rodeaba a la calle Boedo se fue transformando. Era una importante vía de circulación, utilizada en las últimas décadas del siglo XIX por vehículos de tracción a sangre y por las tropillas de animales arriadas hacia el antiguo “Matadero” que funcionó hasta el año 1900 en el  Parque de los Patricios, momento de su traslado al barrio de Mataderos.

Colocación de rieles tranviarios en Av. Boedo. Década del 20.
Estación de Tranvías "ANGLO", Av. Boedo al 700

Llegaron, además, en aquellas décadas los tranvías a caballo y, ya entrado el siglo XX, los primeros tranvías eléctricos. La red tranviaria constituyó uno de los factores de afincamiento de los primeros pobladores en diferentes barrios de Buenos Aires porque garantizaban a bajo costo las comunicaciones con los lugares de trabajo y con las áreas centrales de la ciudad.

Av. Boedo y Carlos Calvo hacia el Sur, en los años 20. El Tranvía 23
que todavía continúa atravesando la Avenida como colectivo.
El proceso de crecimiento apuntado tuvo particulares características en la barriada conformada en el entorno de nuestra calle Boedo. Era un lugar de quintas, de varias hectáreas de superficie, que sufrió un proceso continuo de loteo, apareciendo los predios de dimensiones tradicionales a bajo costo ocupados mayoritariamente por los inmigrantes, situación extendida hasta las tres primeras décadas del siglo XX. Era un cambio significativo en el paisaje barrial, no solamente de carácter urbanístico, sino fundamentalmente de carácter cultural.

Av. Boedo al 700 en la década del 30.

Avenida Chiclana en los años 40.

Avenida Chiclana en los años 40.




























El hombre irrumpe en el paisaje natural y demuestra su presencia con obras arquitectónicas y de transformación urbana.

Av. San Juan y Boedo en 1948
Esta nueva construcción cultural se gestó en esta zona de la Ciudad de Buenos Aires producto de la diversidad, con su riqueza derivada de la conformación de individuos que desde distintas latitudes confluyeron con sus propuestas y enfoques de vida, con sus triunfos y frustraciones, con su enorme capacidad de sacrificio y con sus añoranzas por el retorno a sus comarcas de origen; un repertorio vital que desarrolló los oficios, la pequeña y luego la mediana empresa, la movilidad social amparada por el crecimiento educativo de los inmigrantes y sus primeros descendientes, ese mundo proyectado desde el eje del trabajo que aporta un caudaloso bagaje cultural donde las nuevas ideas de transformación social ocupan un espacio creciente para el desarrollo de las nuevas ideas políticas.

Inauguración de la Pizzería Tuñín de La Boca en Av. Boedo al 900
Los comportamientos sociales fueron la respuesta a las nuevas realidades laborales, desde la defensa de una maltratada mano de obra barata surgida del proceso inmigratorio, de injustas condiciones de trabajo, usufructuada por las renovadas industrias, hasta la necesaria conformación de instituciones que albergaron aquellas necesidades, como los sindicatos, las mutualidades, los clubes, las agrupaciones culturales y los espacios de encuentro de las colectividades agrupados por sus comarcas de origen, como soporte espiritual para mitigar las añoranzas de costumbres y seres queridos, que en muchos casos no volverían a ver. Estaban en un país que los había cobijado fraternalmente, pero con un alcance insuficiente:aquí también encontraron la pobreza.
Av. San Juan y Boedo hacia 1935. Hacia la derecha el bar Nippon.
Casa ¡Viva Boedo! podría ubicarse entre Carlos Calvo  y San Ignacio. Hacia 1920


Esquina SO de Boedo y EE. UU. en 1935 ("El Griego)

Esos actores sociales trajeron a esta zona central del Buenos Aires de las primeras décadas del siglo XX presencias que la marcaron con señales indelebles.
"Tribuna proletaria" - Serie: 'Los oradores' Vigo, Abraham 

























Las nuevas corrientes políticas definidas por Anarquistas y Socialistas se hacían presente y se expresaban culturalmente con grupos literarios y artísticos que no por casualidad se afincaban en la calle Boedo.  En Boedo 837/39, en un local ubicado en el fondo de la construcción que ha llegado a nuestros días, Antonio Zamora se reunía con jóvenes escritores: Elías Castelnuovo, Álvaro Yunque, Leónidas Barletta, Roberto Arlt, Nicolás Olivari, Roberto Mariani y otros, que constituyeron el “Grupo Boedo”, jóvenes proletarios representativos de intereses de perfil popular coherente con su formación política y su calidad de vida.
Abraham Vigo – “Resistencia” (xilografía de la Serie Antibélica), 1953



“Fin de jornada” aguafuerte de Abraham Vigo. 


























Expresaban las necesidades de cambio ante una sociedad cargada de injusticias sociales, desequilibrios e inequidades, en una realidad que ellos estaban convencidos de poder cambiar. Presentaban desde la literatura los hechos en forma descarnada, asumían los conflictos humanos con espíritu de denuncia, circunstancia que alcanzó además a las obras teatrales que crearon. En un texto de Los Pensadores, una de las publicaciones, aparecida en el año 1922, que se convertiría en el disparador de la Editorial Claridad, donde escribieron por décadas los escritores de izquierda, expresaban lo siguiente: “La literatura no es un pasatiempo de barrio, no: es un arte universal cuya misión puede ser profética o evangélica”. Con respecto a la literatura nacional, sostenían: “Hacemos realismo porque tenemos la convicción de que la literatura para el pueblo debe ser sincera, valiente... Los escritores que hicieron sano realismo enfrentarán a los que viven de la literatura falsa, romántica y hueca”.
Placa recordatoria en el edificio donde funcionó la Editorial Claridad,
Av. Boedo 837
Los escritores de Boedo recibían las influencias de un perfil de arrabal que intentaban expresar sin tapujos; sin embargo era evidente la influencia del realismo social que mostraban los escritores rusos, fundamentalmente Dostoievski, Tolstoi y Gorki, aunque otros europeos como Román Rolland, Emilio Zolá y Enrique Barbusse les aportaron la predilección por el naturalismo en sus enfoques de la realidad cotidiana.
La poesía también amparó esa realidad urbana, esa cotidianidad que expresaba la prosa de estos escritores. Uno de los más representativos fue Raúl González Tuñón, que en el "Violín del Diablo", de 1926, nos decía:


“Cien lucecitas, maravilla
de reflejos funambulescos.
Aquí hay una mujer y manzanilla,
aquí hay olvido, aquí hay refrescos.
Pero sobre todo mujeres
para los hombres de los puertos,
que prenden como alfileres
sus ojos en los ojos muertos”.
Raúl González Tuñón (1905-1974)
Placa recordatoria del paso de los hermanos Raúl y Enrique González Tuñón
por el barrio de Boedo, colocada en 2009 en Yapeyú 578
En un barrio donde residían y frecuentaban sus instituciones los anarquistas, se desarrolla favorablemente el tango; no debemos olvidar que destacados autores de nuestra música popular fueron anarquistas o compartieron esas ideas. Entre los que podemos mencionar a José González Castillo (caracterizado vecino de Boedo y San Juan), Juan de Dios Filiberto, Dante Linyera, Enrique González Tuñón y Luis Teisseire. Además, los primeros autores eran de origen proletario: Ángel Villoldo era tipógrafo; Eduardo Arolas, pintor de carteles; Francisco Canaro y Vicente Greco, canillitas; Juan Maglio “Pacho”, mecánico; Roberto Firpo, obrero metalúrgico; y Francisco Lomuto, ferroviario, entre otros.















En la década de los 90 se descubre una placa en Boedo 1058, solar que fuera vivienda de Don José González Castillo. Lamentablemente ni esta que era de cerámica ni las otras dos que eran de bronce, una de ellas diseño del artista plástico Sepuccio Tidone pueden verse en el frente del predio, ya que han sido sustraídas, sólo nos queda el recuerdo fotográfico.

Juan de Dios Filiberto (1885-1964)

EL FÚTBOL

Mural pintado por el Grupo Artístico de Boedo, en Las Casas y J. Mármol.

El fútbol era, a principios de siglo, un enorme ramillete de “picados” que se extendía desde los confines de la traza urbana de Buenos Aires hasta las calles de lo que actualmente es el barrio de Boedo, escindido de Almagro a partir del 11 de junio de 1968 con la Ordenanza Nº 23.968, donde se establecían los límites de todos los barrios de nuestra Ciudad. El 4 de mayo de 1972, con la Ordenanza Nº 26.607, se establecían nuevos límites en algunos barrios y se corroboraban los del barrio de Boedo, quedando así determinados: Av. Loria (actual Sánchez de Loria), Av. Caseros, Av. La Plata y Av. Independencia.



Club San Lorenzo de Almagro
El Club Atlético San Lorenzo de Almagro es el fiel representante a nivel futbolístico de “la barriada”. Como lo indica su nombre, nació en el Oratorio de San Antonio el 1 de abril de 1908, en la calle México 4050. Era entonces el barrio de Almagro, pero su desarrollo se vinculó desde su fundación a la avenida y al barrio de Boedo.
Oratorio de San Antonio, México 4050, Almagro 
En sus cafés se encontraban sus primeros dirigentes y sus jugadores, en el café Dante, Boedo 745.

Café Dante, Boedo 745.














Sus primeros jugadores se mezclaban con la bohemia cultural: Folco Testena, Alberto Vacarezza, Gustavo Riccio, Álvaro Yunque, entre otros, y dirigentes sanlorencistas de la estirpe de Pedro Bidegain, Eduardo Larrandart y un joven con futuro: Enrique Pinto.





Teatro Boedo

Pedro Bidegain (1887-1933)

Las asambleas se realizaban en el Teatro Boedo y las tertulias antes y después de aquellas tenidas en el café Del Aeroplano (hoy Esquina Homero Manzi), en San Juan y Boedo.
Café Del Aeroplano 
Por otra parte, al afincarse en 1916 en Av. La Plata, entre Las Casas e Inclán, y construir el mítico estadio, desaparecido definitivamente en 1983, se inundó el barrio con el rumor y el movimiento de su enorme cantidad de simpatizantes.

Construcción del Viejo Gasómetro en 1928 (Av. La Plata 1768)
En sus instalaciones deportivas, sus actos sociales y su actividad cultural, desfilaron varias generaciones boedenses, constituyéndose en un hito insoslayable del barrio, perdurando su presencia hasta nuestros días con una fuerza intangible que supera su desaparición material y se referencia en el recuerdo de los habitantes de su entorno, cuando la pasión sanlorencista ocupa veredas y espacios pertenecientes a una cadena comercial de supermercados existente en lo que eran las instalaciones del viejo estadio, para expresar la alegría de un triunfo, para realizar actos evocativos o para recordar simplemente episodios de un tiempo inolvidable, desde la charla surgida de un encuentro fortuito.
 El Viejo Gasómetro en 1960 (Av. La Plata 1768)


EL TANGO
El tango es otra de las expresiones populares que recalaron en Boedo. No podía ser de otra manera, no es casualidad que sus cafés históricos hayan sido campos propicios para el encuentro de los nuevos músicos tangueros, lugares para dar rienda suelta a su vena poética y musical, a compartir espacios de encuentro, no arraigo a sus raíces, pocas veces vista, solamente capaz de producirse con la magia de los sentimientos auténticamente populares, soportes intangibles dispuestos a conformar, entre la historia y el presente, un círculo virtuoso de inobjetable calidez.
Esquina Homero Manzi
Boedo es un barrio con perfiles geográficos y urbanísticos de escaso valor material, comparado con otros barrios de nuestra Ciudad, que pueden exhibir una gran calidad en el espacio público, en su mobiliario urbano, en la excepcional riqueza arquitectónica o en una envidiable situación ambiental. En Boedo no se ven precisamente los elementos antes observados, pero sí es posible reconocer un contenido simbólico, de características muy singulares.
Avenida Pavón al 3900

















Treinta y tres Orientales al 1300                      



















Ello se puede comprobar solamente con deambular por sus calles. Es un barrio de clase media y de sectores modestos en materia de ingresos económicos que sobrevivió enhiesto con muchos de sus valores culturales a la crisis socioeconómica de los últimos años, desde una perspectiva participativa de sus habitantes que han recreado costumbres y tradiciones, manteniendo grupos de divulgación cultural y expresándose en forma tangible con imágenes poco frecuentes en el resto de Buenos Aires: un paseo de esculturas en sus veredas, la reaparición de las murgas y el recuerdo de su historia en los frentes, con placas metálicas fileteadas, con profusión de colores, representativos de la diversidad y de los matices que la vida nos ofrece a quienes transitamos este mundo con ilusiones y buena voluntad.
Paseo de las esculturas en el barrio de Boedo

El barrio de Boedo es un producto singular de esa diversidad, generada por la inmigración y su fuerte incorporación de valores culturales. Es oportuno bucear en la cultura Boedense desde su desarrollo y comprobar que una geografía sentimental, con un fuerte determinismo social y una gran calidad de actores, es una ecuación con infinitos enfoques y una riqueza cultural mayúscula, que se ha trasladado a nuestros días en muchas de sus expresiones.
La Junta de Estudios Históricos de Boedo, viene recreando el pasado del barrio, desde su fundación en el año 1986, divulgando en sus publicaciones, en sus actos culturales, en sus obras artísticas tangibles y en los reconocimientos en las fachadas de los lugares históricos, una historia riquísima orlada de particularidades que la realimentan día a día, haciéndola cada vez más apasionante. Interpretarla y transmitirla debe ser un objetivo sin pausas, para que la conozcan en toda su grandeza las nuevas generaciones.


En el escudo del barrio se sintetizan los principales hitos de su historia en la que se unen el arte, la literatura, la música, el tango, la cultura y el fútbol.




















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