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El pasaje San Ignacio nace en la Av. Boedo al 800 y desemboca en Colombres, con un recorrido de apenas cien metros. Se trata de una calle cortada típicamente barrial con casas de hasta dos plantas, transitada, pero, a su vez, muy tranquila. |
Se identifica con la música y las costumbres populares. Fue tribuna oficial de las fiestas de carnaval del barrio de Boedo (cuando las comparsas hacían su entrada por Colombres), y se dice que estos eran los mejores corsos de la ciudad de Buenos Aires, según los vecinos.
Su pasado estuvo ligado al tango.
pasaje fue inmortalizado en una milonga que lleva su nombre, cuya letra es de Carmelo Volpe, y que dice:
" Cortada de San Ignacio,
rincón azul de mi barrio,pasaje fue inmortalizado en una milonga que lleva su nombre, cuya letra es de Carmelo Volpe, y que dice:
" Cortada de San Ignacio,
con su farol parpadeante,
donde ayer amaneció
más de una vez algún cantor.
Vengo de lejos pa’ verte,
¡ya ves que no te he olvidado!
Cortada de San Ignacio,
vuelvo a ser
aquel muchacho de ayer.
junto a esa reja
di mi beso primero,
historia vieja,
pero siempre tan nueva.
En ese mármol viejo
escribí aquel soneto
y soñé con Mimí,
una noche otoñal
bajo el viejo parral.
Cortada de San Ignacio
sos tiro corto al recuerdo,
desde esta moderna esquina,
vuelvo a ver aquel pasaje
feliz de mi niñez.
Y noto que estas más linda,
que te asentaron los años,
humilde y vieja cortada,
vuelvo a ser,
aquel muchacho de ayer."
La historia del pasaje viene desde el siglo XIX, cuando sus tierras pertenecían a Camio, uno de los primeros inmigrantes que se asentaron en este lugar, que en aquel entonces era un arrabal de la ciudad.
Junto con la apertura del pasaje, se inauguró en su intersección con Boedo el primer edificio de dos plantas en la zona (donde hoy se encuentra el Café Notable “Margot”), y en sus altos el Teatro Boedo XXI y la Biblioteca Lubrano Zas, mostrando así que a principios del siglo XX este sector de la ciudad ya estaba en plena expansión.
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| Inauguración del edificio de la esquina de Boedo y San Ignacio |
El tradicional edificio de la esquina de Boedo y San Ignacio fue construido por Lorenzo Berisso y albergó una serie de establecimientos dedicados a la gastronomía: uno de los más recordados fue la Bombonería de Roses, que llegó en la los años '20 . Allí se reunían los artistas del Grupo de Boedo con su manifesto artístico vanguardista, vinculado con las temáticas sociales de los sectores populares y el movimiento obrero.
Entre ellos figuraban los escritores Roberto Arlt (también parte del opuesto Grupo de Florida), Alfredo Palacios, Raúl González Tuñón, y los pintores Adolfo Bellocq y Jose Arato.
Entre ellos figuraban los escritores Roberto Arlt (también parte del opuesto Grupo de Florida), Alfredo Palacios, Raúl González Tuñón, y los pintores Adolfo Bellocq y Jose Arato.
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| Adolfo Bellocq (Buenos Aires,1899-1972) |
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| Adolfo Bellocq (1899-1972) - "Rumbo Sur" |
Después de casi 90 años y el paso de tantos comercios, el edificio sufrió algunas alteraciones, pero siempre se respetó la idea original de Lorenzo Berisso.
El Bar "Trianón" fue inaugurada como confitería en 1940 y pronto se convirtió en el lugar de reunión de intelectuales y deportistas.
El primer local, atendido por sus dueños, Don Gabino Torres y su esposa María, se levantaba en la esquina de Boedo y Pje. San Ignacio. Se hizo famoso no sólo por sus parroquianos, sino también por la especialidad de la casa, el sandwich de pavita, cuya excelencia le dio fama en toda la ciudad.
Placas recordatorias de Trianón y su especialidad
Cuarenta y cuatro años después de ser inaugurado, el local dejó la esquina y se reabrió por San Ignacio. Allí su nuevo dueño, Don Salvador Sersale, añadió nuevos rubros a la propuesta tradicional.
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| Boedo y San Ignacio, en 1992, se está construyendo el Café "Margot" |
En 1993, finalmente, abrió sus puertas el Café Margot, para convertirse en un clásico porteño.
El café fue poblándose de vecinos y antiguos habitúes de los otros establecimientos que ocuparon esa esquina. Así comenzaron a formarse nuevos grupos de poesía, escritura, pintura y música.
El café fue poblándose de vecinos y antiguos habitúes de los otros establecimientos que ocuparon esa esquina. Así comenzaron a formarse nuevos grupos de poesía, escritura, pintura y música.
Además de su extenso menú de sandwiches, el lugar cuenta con una biblioteca abierta al público que invita a la lectura en su trastienda, y que es otro de los grandes atractivos de este café.
El Café "Margot" fue reconocido como Sitio de Interés Cultural y también declarado Café Notable de la Ciudad de Buenos Aires.
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