El cine "Los Andes" de Boedo 777 se inauguró en 1926, en un predio que había sido ocupado por dos grandes circos de la época como el Politeama y el de los Hnos. Anselmi. Una placa en el lugar recuerda que Carlos Gardel cantó allí.
La placa colocada por el Rotary Club y la “Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo” en el solar de la Avenida Boedo 777 el 25 de julio de 2005 al conmemorarse el “Día de Boedo”, que destaca que, Gardel fue acompañado por sus cuatro guitarristas: Guillermo Desiderio Barbieri, Horacio Pettorossi, Ángel Domingo Riverol y Domingo Julio Vivas.
Pertenecía a la empresa de Dositeo Fernández y Mario Gigliotti, quienes también administraban un circuito de exhibición integrado por otras salas. Estaba equipado con 1.100 butacas distribuidas entre platea y pullman del primer piso. Al comienzo tenía palcos que desaparecieron con las sucesivas reformas. Tenía techo corredizo que se abría en verano con un motor y poleas para refrescar el interior y ver la película bajo el cielo estrellado. Muchas veces el público era sorprendido por alguna tormenta de verano cuando los empleados de la sala no accionaban a tiempo el mecanismo de cierre del techo. El resto de las salas sólo contaban con ventiladores hasta que pudieron equiparse con refrigeración.
El cine cerró sus puertas en la década del 80. Hoy quedó convertido en una sucursal de un hipermercado. En la fotografía se observa todavía parte de la fachada del cine (tímpano). |
Como estrategia promocional que consideraba al barrio como escenario para la difusión de las películas
por estrenar se pusieron en práctica particulares modalidades de convocatoria. Un ejemplo representativo
sucedió durante 1930, cuando en el Cine "Los Andes", ubicado en la calle Boedo 777, –en el mismo solar
donde antes había existido un circo– se proyectó "La patria de los gauchos". Para promocionar la cinta, el
elenco de la película recorría el barrio en carros –con vestuario, maquillaje y peinado de época.
Asimismo, cuando se proyectaban películas de forma gratuita al aire libre sobre un telón blanco, paseaba por el barrio un camión municipal desde el cual se anunciaba título, elenco y gratuidad del filme.
También se realizaban producciones barriales, desde y para el barrio. Un caso fue "Mosaico Criollo" (Eleuterio Iribarren, 1929), la primera película sonora proyectada en el barrio. Se trataba de un
cortometraje realizado por la Asociación Cinematográfica Argentina, rodado con cámaras primitivas
importadas por Don Alberto Biasotti, para la Galería Ariel, en la calle Boedo.
"Mosaico Criollo" (Eleuterio Iribarren, 1929) |
En los cines de barrio había programas diferenciados que atendían a un público de distintas edades y
géneros. Los sábados a la noche se sumaba el público masculino. Las entradas eran siempre más
económicas. A diferencia de los cines del centro, donde iban espectadores de distintos puntos de la
ciudad, a los de barrio iban los habitantes de la zona y, en el caso de Boedo, se sumaban los vecinos de
Pompeya o de Valentín Alsina. También era común en la cartelera de las salas de barrio que hubiera un
día para niños, habitualmente la matiné del domingo con variedades, y un largo que incluía un juego de
dos episodios en inglés de un serial de doce, que los obligaba a ir todas las semanas para no perderse
ninguno.
Cine "Los Andes" en la década del 80 cuando y había cerrado sus puertas. |
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