miércoles, 22 de julio de 2020

Homero Manzi

   Manzi encarna, más que ningún otro, la presencia de la poesía en la letra del tango. No publicó ningún libro de poesías. Su modo de expresión fue la canción, desde los motivos camperos hasta la música urbana, en la que alcanzó su mayor realización. De esa manera gozó de inmensa popularidad, sin renunciar nunca a sus convicciones de poeta. Recurrió a la metáfora, incluso surrealista, pero no avanzó demasiado por ese camino, que quizás hubiera dificultado la comprensión de su mensaje por el hombre común. No utilizó el lunfardo para expresarse, pese al compromiso popular de su obra literaria. A diferencia de otros grandes autores, sus letras no ofrecen crónicas de la realidad social ni imparten consignas morales. Sus versos suelen estar llenos de nostalgia, como el tango mismo. A través de ellos, Manzi arroja una mirada plena de ternura y compasión hacia los seres y las cosas. El barrio pobre, suburbano, es su gran escenario. 

Alfredo Guido Sur (Tango)
Su tango “Sur”, de 1948, con música del bandoneonista Aníbal Troilo, probablemente la obra suprema del género en aquella esplendorosa década, resume el sentido más profundo de su obra.

Aníbal Carmelo Troilo, alias Pichuco (Buenos Aires, 11 de julio de 1914 - 18 de mayo de 1975), fue un bandoneonista, compositor, director de orquesta de tango argentino.


 
Homero Nicolás Manzione, como verdaderamente se llamaba, nació de madre uruguaya y padre argentino (se diría que como el propio tango) en Añatuya, un empalme ferroviario de Santiago del Estero, una casi desértica provincia del noroeste argentino. 



Allí probaba fortuna su padre como discreto hacendado rural. Con siete años Homero ya estaba radicado en Buenos Aires, para comenzar su educación en el colegio Luppi, del humilde y alejado barrio de Pompeya. Cada elemento de aquel paisaje -desde el largo paredón que recorría camino de la escuela hasta el terraplén del ferrocarril, en una mágica reunión de ciudad y pampa- quedará capturado en algunas de sus letras posteriores, como la de “Barrio de tango” (de 1942) y la de “Sur”.



El colegio Luppi de Esquiú y Centenera, Pompeya.





"Estuve 3 años estudiando en el Luppi y siempre desde su ventana me llamaba la noche del arrabal. Con sombrero y pantalones largos "robados" a los grandes salía disfrazado a caminar por Pompeya, a espiar ese mundo misterioso." Homero Manzi.



El vals “¿Por qué no me besas?”, de 1921, fue su primer y olvidada pieza, con música de Francisco Caso, quien años después vincularía a Manzi con Troilo. Nacería así uno de los más lúcidos binomios autorales del tango. La prematura muerte del poeta, abatido por un cáncer, fue llorada por Troilo con “Responso”, un conmovedor tango instrumental. Este mismo músico genial y un Manzi agonizante habían rendido tributo a otro letrista fundamental, Enrique Santos Discépolo, con otro tango antológico: “Discepolín”. Este moriría del corazón antes de concluir ese mismo año.




Ninguna antología del tango puede olvidar “Monte criollo”, con Francisco Pracánico; “Abandono”, con Pedro Maffia; “Malena”, “Solamente ella”, “Mañana zarpa un barco” y “Tal vez será mi alcohol” (que la censura obligaría a convertir en “Tal vez será su voz”), con Lucio Demare; “Recién”, con Osvaldo Pugliese; “En un rincón”, con Héctor María Artola; “Fueye”, con el cantor Charlo; “Manoblanca”, sobre una antigua página de Antonio De Bassi; los valses “Romántica”, con Félix Lipesker y “Romance de barrio”, con Troilo, y sobre todo dos tangos definitivos: “El último organito”, con su hijo Acho, y “Che bandoneón”, con Troilo.



En 1931 comienza a relacionarse con los nuevos medios de comunicación: el cine y la radio. Comienza a escribir en Tribuna Libre y en la revista Micrófono hasta 1935. El 31 de Diciembre de 1931 se casa con Casilda Iñíguez Vildósola y dos años después nace su hijo Acho.


En 1935 continúa escribiendo letras y, junto a Sebastián Piana, compone “Milonga sentimental” un hito ya que introduce la milonga campera en el ámbito de la ciudad. Ambos autores se presentan en las partituras como "Manzi y Piana, los Reyes de la Milonga". El día 27 de Abril de 1934 registra el seudónimo con el que se inmortalizó: Homero Manzi.


    En 1936 participa de la fundación de F.O.R.J.A. (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina) y comienza su lucha con un acto político en su propio barrio, en el Teatro Boedo. Participa de numerosos medios gráficos: “El Combate” de Santiago del Estero –hasta 1940–, en el diario Crítica –hasta1938– y en Radiolandia –hasta1939–.


Entre 1937 y 1939 escribe las canciones para varias películas: "Sombras porteñas", "Así es el tango", "Una porteña optimista", "Puerta Cerrada" y "Caminito de gloria". En 1937 escribe el guión y las canciones para la versión sonora de "Nobleza Gaucha". Entre 1939 y 1940 hace el guión cinematográfico de “Huella” y de “Confesión”, con Hugo Macías, al que Homero rebautiza con el seudónimo de Hugo Mac Dougall.




Entre 1941-1944 escribe la letra de "Malena" y se la entrega a Lucio Demare, que estaba preparando la música de "La guerra gaucha". En 1944 viaja con la delegación de SADAIC por Latinoamérica: Brasil, Cuba y México. El resto de la delegación también estuvo en Miami, pero Homero no pudo entrar porque no le otorgaron la visa por su actuación política contra la revolución de 1930.












En 1940 había comenzado a trabajar con Ulyses Petit de Murat y comienza una serie de triunfos. Escriben los libros cinematográficos de varios clásicos del cine argentino como "Con el dedo en el gatillo", "Fortín Alto", "El camino de las llamas", "La guerra gaucha", “Todo un hombre” y “Su mejor Alumno”. En 1940 comienza a dirigir el "Noticiario Panamericano" que se exhibe en los cines, y lo hará hasta 1943.


                                                      Homero Manzi y Ulises Petit de Murat

En 1945, con Ulyses Petit de Murat comienza a escribir libretos para programas de radio, entre ellos, "De hombre a hombre" donde actuaban Enrique Muiño y Ángel Magaña. Continúa su actividad como guionista de cine, libretista de radio y compositor de las letras de inmensa popularidad.
En 1948 por diferencias políticas se rompe el binomio "Ulyses Petit de Murat y Homero Manzi". 

Ese mismo año se convierte en presidente de SADAIC –Sociedad Argentina de Autores y Compositores– desde donde propulsó una política proteccionista, luchó por el decreto que obligaba a ejecutar el 50% de música nacional. Escribe el argumento, el guión y las canciones de "Pobre mi madre querida".

En 1950 escribe su último libro cinematográfico: "Escuela de Campeones", con Carlos Orlando. En 1951, con Arturo De Bassi y Pedro M. Bruno, escribe el guión cinematográfico de "Con la música en el alma". Junto con “Pichuco” componen “Discepolín”, homenaje a Enrique Santos Discépolo. Poco antes de su muerte compuso dos milongas —Milonga a Perón y Milonga a Evita— para Hugo del Carril.
 El 3 de mayo muere en Buenos Aires.

Los 44 años que vivió Manzi le alcanzaron también para ejercer el periodismo y la cátedra, para incursionar profusamente en el cine y para una intensa y azarosa militancia gremial y política, que concluyó con su adhesión al peronismo. La letra de tango fue, sin embargo, su verdadero elemento, y es hoy la que lo mantiene vivo.



















































































































































































































































































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