lunes, 20 de julio de 2020

Biblioteca Miguel Cané


    La Biblioteca Miguel Cané fue la primera biblioteca de la Red de Bibliotecas de la Ciudad de Buenos Aires, inaugurada el 11 de noviembre de 1927, en Independencia y Castro Barros, con el nombre de Miguel Cané, en honor al autor de la celebrada “Juvenilia”.

Miguel Cané (1851 – 1905)




















Constituyó una institución modelo en América Latina por la modernidad de su diseño y equipamiento, a la vanguardia en esa época.

1935. La casa doble de los años fundacionales de la sede de Carlos Calvo


  En pocos años las dimensiones del primitivo local resultaron escasas para la numerosa concurrencia y la doble casona de Carlos Calvo 4319 resultó el lugar elegido para la mudanza. Allí se podrán brindar los mayores adelantos conocidos para este tipo de establecimientos: comodidad, amplitud, pupitres diseñados a imagen de los de la Biblioteca Nacional de Amberes y una instalación lumínica similar a la de la Biblioteca de Michigan, asistiendo al lector que podrá orientar su búsqueda de material en un completo fichero multitemático. La amplitud admitirá tres anexos: hemeroteca —la primera en su género— con más de tres mil diarios y revistas mundiales; biblioteca infantil, que incluye una sección de pasatiempos, y la biblioteca circulante que, por medio de la asociación gratuita, va a permitir el préstamo, con plazo de devolución, a los lectores que lo requieran.
Enciclopedia Espasa Calpe, una de las mejores obras de consulta en español, compuesta por 72 volúmenes.

   La Banda Municipal entrega la melodía del Himno Nacional. El intendente —Mariano de Vedia y Mitre— corta la tradicional cinta inaugural. Lo acompañan el ministro del Interior, un numeroso grupo de autoridades municipales y de instituciones vecinales que, junto a la concurrencia, visitan por primera vez lo que se constituiría con los años en un destacado hogar barrial de la cultura.


   Esta apertura se transformó en uno de los hitos más importantes para el giro que las asociaciones barriales habían comenzado a tomar en la ciudad como valor agregado a las inquietudes edilicias: la preocupación cultural. Quedaba ya lejano el Primer Congreso de Bibliotecas Argentinas celebrado en 1908, el proyecto de Carlos M. Coll de bibliotecas populares municipales en las distintas parroquias —1912— y la ordenanza municipal de 1921 para la instalación “de armarios o escaparates en las plazas públicas y parques de esta Capital, conteniendo un selecto número de libros de los que podrán hacer uso directamente y sin contralor alguno, los concurrentes”.

   El éxito de este último emprendimiento generó la inquietud municipal de creación de bibliotecas tales como las de Artes Industriales, especiales para obreros, al estilo de las parisinas, proyectadas en 1925. Un año más tarde la ordenanza N° 1656 reglamentó el funcionamiento de las llamadas “Bibliotecas públicas municipales” y creó una Comisión honoraria integrada por Alberto D. Justo, Juan Farini, Alvaro Melián Lafinur, Ismael Bucich Escobar y Ricardo Güiraldes, cuya primera misión se concretó con la fundación de la primitiva Miguel Cané de Independencia y Castro Barros.


En la actualidad CALVO, CARLOS AV. 4319
   Jorge Luis Borges ingresó como empleado en el año 1938 por recomendación de Adolfo Bioy, padre del escritor Adolfo Bioy Casares. Su primera tarea consistió en catalogar y clasificar el fondo bibliográfico. El período que trabajó en la biblioteca fue uno de los más prolíficos de su vida como escritor: tradujo textos de Kafka y Virginia Woolf, y escribió sus primeros textos ficcionales como “Pierre Menard, autor del Quijote”, “La biblioteca de Babel” y “La muerte y la brújula”, que más tarde integraron Ficciones.

Con 37 años y diez libros publicados, Jorge Luis Borges comenzó a trabajar en la Biblioteca Municipal Miguel Cané, del barrio de Boedo, como Auxiliar Primero, a fines de 1937. La ficha del Registro Personal de la Administración, que lleva su firma con letra minúscula, consigna en el ítem "Lee y escribe": Sí. También aclara los idiomas que conocía el nuevo empleado: inglés, francés y alemán. El italiano lo aprendió durante los viajes a la biblioteca en un tranvía "atestado" desde avenida Las Heras, leyendo una edición bilingüe inglés-italiano de la Divina Comedia. En esos nueve años, hasta que renunció en 1946, Borges escribió los cuentos de Ficciones que lo convirtieron en una figura mayor de la literatura del siglo XX.



        Borges se incorpora de manera provisoria el 8 de enero de 1938. En agosto del mismo año lo confirman en el puesto de hemerotecario auxiliar.
     Comienza realizando tareas de catalogación y clasificación del fondo bibliográfico. Lo más notable de su paso por la Biblioteca Cané es que en sus ratos libres se dedica a leer y escribir notas y reseñas bibliográficas para las revistas literarias El Hogar y Sur y además prólogos y traducciones de obras del inglés al español.


     Borges trabajó como bibliotecario auxiliar en la biblioteca Cané hasta 1946 cuando renunció a la municipalidad porque decidieron "ascenderlo" a "inspector de aves de corral" (cargo del que no quedó registro). Aunque el escritor recordaba ese período con ciertas ambigüedades (en la autobiografía lo definió como de "profunda infelicidad", pero en una entrevista con el español Joaquín Soler Serrano dijo que tenía una "deuda de gratitud" con la biblioteca), lo cierto es que en esos años nació el verdadero cuentista. El puesto en la biblioteca le permitía leer en soledad y pergeñar el maravilloso universo de sus ficciones. En esa época escribió "Pierre Menard, autor del Quijote" y "La biblioteca de Babel". Pero el Borges que aparecía en la enciclopedia (y que sus compañeros municipales no conocían) ya había publicado tres libros de poemas ("Fervor de Buenos Aires", "Luna de enfrente" y "Cuaderno San Martín"), cinco de ensayo ("Inquisiciones", "El tamaño de mi esperanza", "El idioma de los argentinos", "Discusión" y el breve "Las Kenningar"), uno de relatos ("Historia universal de la infamia"), además de la biografía de Evaristo Carriego.

   La Biblioteca Miguel Cané se caracterizó desde sus orígenes por atesorar en su nutrida colección, las últimas novedades bibliográficas así como también importantes obras de historia, política, filosofía y sobre todo, material sobre la Ciudad de Buenos Aires, sus barrios y su gente.


   El simple e inexorable transcurso del tiempo fue señalando cambios sociales que determinaron la baja en la requisitoria pública sobre las bibliotecas. Mayor acceso al libro propio de los estudiantes y bibliófilos, nuevos medios de comunicación —a los que se sumaron la computación y con ella Internet— modificaron sustancialmente el perfil del visitante de los claustros del libro; el cierre de la hemeroteca —voluminosa requisitoria de espacio— derivada a la Legislatura; el traslado de la Dirección General de Bibliotecas cuyo asiento era la Cané, generaron, en 1981, una reestructuración que se tradujo en la reducción de la propiedad a sólo una de las dos casonas que la componían, la de Carlos Calvo 4319.
   El historiador Arnaldo I. Miranda informa en su trabajo “La Biblioteca Municipal Miguel Cané. Orgullo Cultural del barrio de Boedo”: “[La biblioteca] contaba, también, con pupitres individuales, cuyos modelos fueron tomados de los existentes en la Biblioteca Nacional de Amberes. Los experimentos realizados para la sala de lectura de la Biblioteca de Michigan en Estados Unidos de Norteamérica sirvieron de base para la instalación de luz localizada para cada lector”. Respecto a los ficheros mencionó: “Eran estos únicos en su género pues permitían  hallar la pieza bibliográfica deseada por cinco mecanismos distintos”. Sigue diciendo: “Esta casa, modelo en Sudamérica, era la biblioteca más concurrida de Buenos Aires, llegando a atender diariamente a un promedio de setecientos lectores” (Primer Congreso de historia del barrio de Boedo, t.1, Jehbb, 1997).

Espacio Borges
    En el año 2018 se restauró la biblioteca Miguel Cané y se inauguró, en el primer piso, el Espacio Borges. Su propósito es preservar el lugar en el que Jorge Luis Borges, uno de los más reconocidos escritores argentinos, trabajó a lo largo de diez años y donde escribió gran parte de su producción literaria.
   En las distintas salas del Espacio se representan los perfiles que Borges cultivó durante sus años de trabajo en la biblioteca. La sala Borges lector propone un recorrido inspirado en sus lecturas, la sala Borges autor exhibe primeras ediciones de su obra y en el auditorio se proyectan algunas de las entrevistas que brindó. El Espacio cuenta también con una sala de lectura y una línea de tiempo que resume los hechos biográficos más destacados.
   
               
   La Dirección General del Libro, Bibliotecas y Promoción de la Lectura del Ministerio de Cultura porteño rinde homenaje a Borges con una muestra permanente en la biblioteca. El edificio de dos plantas, ubicado en Carlos Calvo 4319 e inaugurado el 6 de diciembre de 1935, fue sede central de las bibliotecas municipales. Actualmente su acervo bibliográfico está integrado por más de 32 mil volúmenes. Además de la puesta en valor, que incluyó nuevas luminarias y anaqueles, la refacción permitió incorporar una sala de literatura infantil y una audiovisual, un auditorio para charlas y presentaciones, puestos de lectura para 50 personas, ocho computadoras de consulta pública y las salas Borges Lector, Borges Autor y El cuarto de Borges.

   La cronología destaca los nueves años de Borges en la biblioteca Cané.
  


  Se conservó, afortunadamente, el mobiliario de madera original (bibliotecas, escritorios, ficheros) y se rescató una guillotina de hierro, con la que se cortaba el papel para las fichas, y un montacargas que conecta con el depósito del subsuelo, donde se almacenaban los libros.







    En la sala Borges Autor se exhiben ejemplares de la revista Sur: entre ellos, dos muy relevantes: el n°56 (de mayo de 1939), con la primera publicación de "Pierre Menard, autor del Quijote", y el n°59 (de agosto de 1939) con "La biblioteca total", ensayo que originó "La biblioteca de Babel". También, primeras ediciones que pertenecen al fondo de la red de bibliotecas públicas porteñas: "Historia universal de la infamia" (Tor, 1935); "El jardín de senderos que se bifurcan" (Sur, 1942); y "Seis problemas para don Isidro Parodi" (Sur, 1942), de H. Bustos Domecq (seudónimo de J. L.Borges y Adolfo Bioy Casares), entre otros libros.

La primera publicación de "Pierre Menard, autor del Quijote" en la revista Sur, de Victoria Ocampo
  En la sala Borges Lector se muestran los títulos que mandó a comprar para la biblioteca (Anatomía de la melancolía, de Robert Burton, y The Journal of a Tour to the Hebrides with Samuel Johnson, de James Boswell, entre ellos) y los que leyó allí en sus horas libres, como Historia de la República Argentina, de Vicente Fidel López (La Facultad, 1926), e Historia de la decadencia y ruina del Imperio Romano, de Edward Gibbon.

   Borges también tradujo durante sus horas libres como auxiliar. En el cuarto que recrea su lugar de reclusión, lectura y escritura hay un escritorio de madera y una lámpara; en esa sala se escucha, en loop, el sonido de una estilográfica al escribir sobre el papel. En una vitrina se destaca la ficha municipal con el legajo número 57323 y la aclaración que el nuevo empleado "lee y escribe" y entiende inglés, alemán y francés. En la sala audiovisual, además del video con el testimonio de Kodama, se proyecta la célebre entrevista que le realizó a Borges el periodista español Joaquín Serrano Soler y la clase magistral de Ricardo Piglia para la TV pública.












Anexo infantil “La Jirafa Enamorada”

      El anexo infantil “La Jirafa Enamorada” es un espacio creado pensando en los más pequeños. Contiene libros de literatura infantil para niños de hasta 13 años. Pueden disfrutar de la lectura de libros adecuados a sus distintas edades y podrán llevar a sus hogares sus favoritos mediante un préstamo domiciliario.


     Además de  ampliar los espacios de lectura, se incorporaron nuevas lógicas de acceso a la información en general, así como mesas de trabajo compartido que se combinan con los muebles originales de la biblioteca. Como señaló Avogadro, Ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, cuando se inauguraba el Espacio Borges: "el patrimonio físico está también imbricado por el patrimonio inmaterial, y de la importancia de pensarlo como algo que está vivo, que efectivamente nos conecta y nos permite proyectarnos a futuro”.


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