domingo, 19 de julio de 2020

Grupos Florida y Boedo



La polémica entre los grupos Florida y Boedo

     Mucho se ha hablado y escrito de la polémica entre los grupos Florida y Boedo.  El origen del grupo de Florida en la aparición en 1922 de la revista Proa, fundada por Ricardo Güiraldes, y en 1924 del periódico Martín Fierro dirigido por Evar Méndez. 








   


   En ambas publicaciones de vanguardia -literaria y artística- colaboraron nombres después muy conocidos como Jorge Luis Borges, Conrado Nalé Roxlo, Leopoldo Marechal, los hermanos González Tuñón, entre otros, y los plásticos Norah Borges, Alfredo Guttero, Diego Rivera, Clemente Orozco, etc. Como recuerda Raúl González Tuñón, “(…) se llamó de Florida a nuestro movimiento porque la redacción del periódico funcionaba en un vetusto caserón de la calle Tucumán, casi esquina Florida, y se llamó de Boedo al grupo opuesto porque la imprenta del editor de los boedistas estaba situada en el barrio de ese nombre (…)”.2



Raúl Gozález Tuñón (1905-1974)
Portogalo, Di Taranto y E. Castelnuovo

  En esta diferencia geográfica se ha querido simplificar el antagonismo, encasillando a los integrantes de Florida en una especie de “aristocracia” mientras que los de Boedo eran “proletarios” y algo de eso había, pues estos últimos eran, en su mayoría, de extracción humilde como recuerda Castelnuovo: “El hecho de que Boedo tomase como materia prima de sus inquietudes espirituales a la clase trabajadora, no se debió puramente a una determinación estética, sino a que la mayoría de sus componentes procedían de esa clase, y trabajaban o habían trabajado manualmente hasta esa fecha. Así, por ejemplo, Agustín Riganelli era tallista; Roberto Arlt, gomero; Nicolás Olivari, peón de almacén; César Tiempo, repartidor de soda; Roberto Mariani, oficinista (…) Abraham R. Vigo, José Portogalo y Antonio Gil, pintores de paredes; y Manuel Rojas, en el momento de ser premiado conmigo en el concurso organizado por ‘La Montaña’, ocupaba una plaza de linotipista en la editorial donde yo ocupaba otra (…)”.3 

                                              "GUERRA" ENTRE GRUPOS LITERARIOS:

    No era infrecuente la crítica mordaz (en cierto sentido lo que los argentinos acertamos en llamar "cargada") entre los grupos Boedo y Florida a través de sus publicaciones. En este caso se trata de una viñeta de la revista Martín Fierro, del grupo Florida del 6 de mayo de 1924, de Nito. Para entender el mordaz humor es necesario conocer que "Tinieblas" es un libro de relatos de Elías Castelnuovo, uno de los escritores más destacados del grupo Boedo, Dínamo era la revista del mismo grupo, en el que estaban involucrados, entre otros, el menos conocido Lorenzo Stanchina y Leónidas Barletta, personificados cruelmente como burros que se halagan mutuamente.

   Agreguemos que Barletta, por esos tiempos, era apuntador en el puerto para redondear un panorama que contribuye a desmentir algunas leyendas: los integrantes del Grupo no sólo no eran habitantes del barrio sino que tampoco frecuentaban -salvo accidentalmente- sus cafés y bodegones. No configuraron una “bohemia” ni fueron habitués de “peñas” tanto por razones ideológicas -la izquierda anarquista no era amiga de cenáculos literarios- como por motivos más prosaicos: debían levantarse muy temprano para concurrir a sus conchabos.
Abraham Vigo – “Resistencia” (xilografía de la Serie Antibélica), 1953


                                        VIGO, ABRAHAM REGINO (1893 - 1957) "EL AGITADOR"

 A esta extracción social podemos agregar que, como dijo el pintor y escritor Rodrigo Bonome refiriéndose a los Artistas del Pueblo, movimiento artístico profundamente vinculado a los “boedistas”, del que hablaremos más adelante: “Lo que tenemos que acordarnos cuando hablamos de este grupo tan coherente, tan cohesivo de artistas, es que en aquel entonces, cuando comenzó este movimiento en esta calle, en este sector de la ciudad, Parque de los Patricios-Boedo, hacía muy poco que se había producido la Revolución Rusa (…) Se soñaba con la Revolución Social; ya se venía soñando a raíz de un movimiento anárquico que había tenido cierta facilidad para expandirse en ciertos sectores obreristas de nuestra ciudad. Ese movimiento que ya estaba un poquitito alentado por los anarquistas, por aquellos anarquistas románticos y líricos, no tan tirabombas como decían los diarios de la época (…) ese anarquismo romántico que arracimaba a poetas como Alberto Ghiraldo, José de Maturana y otra serie de líricos, de poetas y de artistas, hacía forzosamente al modo de sentir y de hacer de este grupo, precisamente en esta barriada eminentemente obrera y proletaria (…) Pensemos también, aparte de la Revolución Rusa, que la guerra había terminado en 1918 y que todavía teníamos que sufrir nosotros una serie de ramalazos a consecuencia de aquella situación tan descorazonadora que estaba viviendo Europa. Lo cierto es que allí se produjo ese sentido eminentemente social que tienen los grabados de Vigo, de Facio Hebecquer, en pintura Arato, la pintura también de Vigo y Facio y en cierta medida el ‘Amargado’, ‘Madre proletaria’, ‘Madre del Pueblo’ de Riganelli (…) Ya ven Uds. que había un sentido, una idea, no se trataba de hacer plástica porque sí, no tenemos que olvidar nosotros que lo que dio nacimiento a este grupo o a esta pintura o a este movimiento de Boedo, fue una intencionada ubicación de los artistas en la extrema izquierda”.4

   Álvaro Yunque, el escritor boedista que mereció, ya en la ancianidad, que la dictadura militar quemase sus libros para niños completa la caracterización: “Inteligentes, bulliciosos, audaces, ¿qué separaba a los jóvenes de esos bandos? Lo que ha separado siempre a todos los escritores: que los de Boedo querían transformar el mundo y los de Florida se conformaban con transformar la literatura. Aquellos eran ‘revolucionarios’. Estos eran ‘vanguardistas’ (…) Artísticamente, ¿de dónde provenían los jóvenes de Florida? De Francia, que es de donde han llegado a América sus mayores inquietudes artísticas, desde el romanticismo en adelante, y de los ‘vanguardismos’ artísticos de la postguerra, los que llevaron hasta el paroxismo la fórmula del ‘arte por el arte’. Los de Boedo venían de Rusia, y no sólo de sus literatos, Tolstoy y Dostoievsky en primer término, Gorki, Chejov, Gogol, Andreiev, Kuprin, Korolenko…, sino también de sus ideólogos: Bakunin y Kropotkin. Y de Marx y Engels. También de Rafael Barrett y González Prada. Esto sin negar la influencia que los franceses ejercían sobre todos (…) En cuanto a cultura: los de Florida seguramente la poseían más extensa e intensa, desde un ángulo exclusivamente literario. No habían perdido su tiempo en mítines, ni en sindicatos, ni en comités, ni en la biblioteca del Partido Socialista encendiéndose la sangre con los libros de la biblioteca Blanca Sempere (…)”.5



Grupo Florida
Escritores
   Sin embargo, la frontera entre ambos grupos siempre fue permeable y el encasillamiento de algunos artistas en alguno de ellos es un esquematismo que poco responde a la realidad. Roberto Arlt, como los hermanos González Tuñón, especialmente Raúl, pertenecieron a Florida y produjeron obras de profundo contenido social -revulsivo, el primero- y política; Leopoldo Marechal, de firme convicción nacionalista católica, evolucionó al peronismo y apoyó a la Revolución Cubana, etc.
Grupo de artistas de Florida
Roberto Arlt (1900-1942)

Leopoldo Marechal (1900-1970)
    Los de Florida se alinearon con Pettoruti cuando su primera exposición en la Argentina, en 1924, es recibida con escándalo y cobijaron a la Escuela de París que debió regresar de esa ciudad en 1930, al cancelar la dictadura de Uriburu las becas de estudio, con nombres como Antonio Berni, Raquel Forner, Horacio Butler, Raúl Soldi, etc. Pero también admiraban el muralismo mexicano de Rivera, Orozco y Siqueiros, pues estaban, en cierto modo, abiertos a todas las vanguardias y se vincularon con los subsiguientes movimientos artísticos innovadores en lo formal mientras los boedistas, más tradicionalistas en el mismo aspecto, “realistas” y figurativos en el campo plástico, desarrollarán un arte esencialmente social y político que tendrá más tarde seguidores en el realismo crítico de Antonio Berni, Juan Carlos Castagnino y Carlos Alonso y en el Grupo Espartaco.

El café Richmond, uno de los espacios de sociabilidad del grupo Florida.

Algunos integrantes de ambos grupos se cambiaron de bando con el transcurso del tiempo y Jorge Luis Borges, identificado con el grupo Florida, llegó a confesar que esta rivalidad no pasaba de ser una broma.
Recordaba Raúl González Tuñón que en ocasión de la visita a Buenos Aires del escritor español Ramón Gómez de la Serna, y habiendo entrado en contacto con el mundillo literario de la urbe, y luego de adentrarse en la polémica y conocer sus esencias, acuño la frase sintetizadora: «El grupo de Floredo».








2-.Raúl González Tuñón: "La literatura resplandeciente". Buenos Aires, Boedo-Silbalba, 1976. Recogido en “Crónica de Florida y Boedo. Informe de un actor y testigo”, p. 14.
3-. Elías Castelnuovo: Memorias, p. 122. Acotemos que muchos años después los integrantes del Grupo Espartaco, Ricardo Carpani, Mario Mollari y Juan Manuel Sánchez también se dedicarían, en su juventud, a pintar casas y departamentos.
4-. Rodrigo Bonome en una Mesa Redonda realizada en la Cooperativa Monteagudo en 1973 en el marco de una exposición homenaje a los Artistas del Pueblo, con la participación del profesor Francisco Corti, el escenógrafo Saulo Benavente y los escritores Raúl González Tuñón, y José Murillo. Desgrabación de la misma en la Carpeta de recortes y artículos periodísticos propiedad de la familia Vigo.
5-. Álvaro Yunque, obra citada, p. 19 y ss. La Biblioteca Obrera se hallaba en Méjico 2076, al lado del local de la “Confederación Obrera” en el que se nucleaban múltiples Sociedades de Resistencia y el Centro Socialista Obrero.

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